Categorías mortales y agresividad cobarde es lo que me resume algo presunto. Hasta hoy. Hay muertos respetables y muertos despreciables. El profundo respeto que arroga la "descondición" a uno, se torna en implacable descuartizamiento del recuerdo del otro. Depende de quien te justifica, el malo, y quien no tuvo justificación, el otro. Lanzapiedras escondidos siempre tras el cuerpo del vivo que desean acuchillar. Pedantones persistentes agarrados a la insistencia de su autoloa. Crían gallos replicantes de la imagen que intentan degollar, pero cobardes. De gallo con bajezas vitales a pretenciosos pollos chantajistas, dista. Arrogándose, por que si, la calidad humana de su pantalla acuchillable, son implacables aplicando torturas. Escarban en cualquier estercolero del que forman parte, y esconden la boñiga más dolorosa que pueden hallar hasta el momento más cruel para el receptor y productivo para quien lo lanza. Deberíamos dejar de respetar.
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