domingo, 16 de junio de 2013
Contrapesos
Contrapesar creo que es añadir masa al lado contrario para que todo sea más equilibrado. Se contrapesan los ascensores con esos barrotes de hierro que suben y bajan por los patios interiores. La URSS contrapesaba a los USA para evitar la hegemonía mundial de a uno. La brutalidad de los machos se contrapesa con la dulzura de las madres. Se puede contrapesar cualquier objeto, sistema, concepto. Lo uno y su contrario. En cualquier caso, se duplica la carga cuando se equilibra. El conjunto es mucho más pesado y se hacen imprescindibles goznes mucho más robustos para que no se rompa todo. Todo sería más ligero si lo dejásemos como es. La dualidad mata, equivoca, confunde, te obliga a tomar partido. Siempre he escuchado eso de "en el punto medio, está la virtud". Pues quiero ser sinvergüenza, vamos, que no quiero tener ninguna virtud. Me encanta siempre uno de los lados de la balanza y el otro, normalmente, me asquea. A veces lo puedo soportar, pero nunca me agrada. Moriría de un ataque de belleza por evitar su contrapesada asquerosidad. Me cortaría las venas para no sentir odio. Sólo amor. Los puntos de equilibrio me aburren. Siempre que juego me gusta ganar o perder. Para irme como vine, no hubiese venido.
sábado, 15 de junio de 2013
Educar
Educar es pensar. Pensar alegremente. Sin repeticiones, sin ritmos. Que fluya. Y actuar ajustándose a esos pensamientos. Eso es lo que percibe el educando. La sincronía de sentimientos y acciones. Y si se habla, que sea en absoluta coherencia con los efluvios de la mente. En un columpio los tres: pensamientos, palabras y actos. Arriba y abajo simultáneamente.
Nunca se puede pensar en lo que se debería decir. Eso no son pensamientos. Son excreciones de la cultura que me es ajena. Jamás pensar en que tendría que decir para satisfacer a los dueños de mi voluntad. Que se lo digan ellos. No diré lo que pienso que diría quién le falta al pupilo por desavenencias mías. Eso suena a la falsedad que odio.
Lo demás es llevar al muchacho a la incomprensible contradicción. Dejarle perdido en la muchedumbre humana.
Nunca se puede pensar en lo que se debería decir. Eso no son pensamientos. Son excreciones de la cultura que me es ajena. Jamás pensar en que tendría que decir para satisfacer a los dueños de mi voluntad. Que se lo digan ellos. No diré lo que pienso que diría quién le falta al pupilo por desavenencias mías. Eso suena a la falsedad que odio.
Lo demás es llevar al muchacho a la incomprensible contradicción. Dejarle perdido en la muchedumbre humana.
martes, 4 de junio de 2013
Caminando hacia la nada
Horas de lectura, de reflexión y algún rato de escritura. Símbolos y verdades simbólicas.
Teorema: demostración. Corolario.
Y yo, escondido tras esos garabatos empíricos. Ardiendo en mala saña, muriendo vivito y coleando, tumbado y triste.
"Hay que salir al exterior. La nariz esférica y colorada. Ya está. Hala, a la calle. A socializarte"
Y a perder el tiempo. A juzgar como todos. A opinar lo que todos. A beber lo que todos. Y a pasear, ¿divertirme?, reír, sufrir, condenar, alabar, aplaudir y abuchear... como todos.
Hay que encerrarse, leer y pensar mucho más. Y escribir una síntesis ordenada de lo ocurrido en ese tiempo. Prescindir del "todos" y "ser" en primera persona.
El tiempo ganado en esas ausencias te permite observar sin ser "todos".
No debes agradar al entorno, no debes alagar sin mesura, no debes criticar como un ceporro al hilo de la marcha vital que marca la rutina de lo global.
Introspección informada y firmeza en el resultado.
Defendamos nuestro "yo" informado y asumido sin tapujos ni respetos.
Y si sale marchar en otra dirección que la del desfile universal, pues por ahí se debe ir.
He condenado por incultura, por desconocimiento, por unirme al deseo punitivo universal.
He condenado a inocentes de la culpa acusada.
Yo que me he beneficiado del calor de quienes hicieron de mi miseria mi virtud.
Yo que vivo porque otro de desolló en la plaza del pueblo, entre carcajadas de la marcha total, para entregarme la receta simple del despertar.
Nunca he estado atento a la generosidad que me llovió sin cargo alguno.
Ahora voy a contar como mi asesino muerto se sabe vestir de mil millones de maneras y picar en la carne de cualquiera.
Seamos tolerantes. Busquemos la causa de los comportamientos deleznables. Nadie estamos a salvo.
La dicha está en el placer de saborear la nada. Y que te sepa.
Teorema: demostración. Corolario.
Y yo, escondido tras esos garabatos empíricos. Ardiendo en mala saña, muriendo vivito y coleando, tumbado y triste.
"Hay que salir al exterior. La nariz esférica y colorada. Ya está. Hala, a la calle. A socializarte"
Y a perder el tiempo. A juzgar como todos. A opinar lo que todos. A beber lo que todos. Y a pasear, ¿divertirme?, reír, sufrir, condenar, alabar, aplaudir y abuchear... como todos.
Hay que encerrarse, leer y pensar mucho más. Y escribir una síntesis ordenada de lo ocurrido en ese tiempo. Prescindir del "todos" y "ser" en primera persona.
El tiempo ganado en esas ausencias te permite observar sin ser "todos".
No debes agradar al entorno, no debes alagar sin mesura, no debes criticar como un ceporro al hilo de la marcha vital que marca la rutina de lo global.
Introspección informada y firmeza en el resultado.
Defendamos nuestro "yo" informado y asumido sin tapujos ni respetos.
Y si sale marchar en otra dirección que la del desfile universal, pues por ahí se debe ir.
He condenado por incultura, por desconocimiento, por unirme al deseo punitivo universal.
He condenado a inocentes de la culpa acusada.
Yo que me he beneficiado del calor de quienes hicieron de mi miseria mi virtud.
Yo que vivo porque otro de desolló en la plaza del pueblo, entre carcajadas de la marcha total, para entregarme la receta simple del despertar.
Nunca he estado atento a la generosidad que me llovió sin cargo alguno.
Ahora voy a contar como mi asesino muerto se sabe vestir de mil millones de maneras y picar en la carne de cualquiera.
Seamos tolerantes. Busquemos la causa de los comportamientos deleznables. Nadie estamos a salvo.
La dicha está en el placer de saborear la nada. Y que te sepa.
domingo, 2 de junio de 2013
El estado y los talonarios
Las públicas, vacías (dicen los de la casta). Cada día menos alumnos, cada vez más costoso el sistema. Y se paga a los privados. Talón que reparten. Podían seguir.
Al que no quiera lo público, talón. Está muy requetebién. Yo soy libre de elegir.
Voy a recontar los cheques que me deben.
Sanidad. Yo escojo a mis médicos y les pago con el talón que, en uso de mi libertad de elección, me patrocinarían sus señorías. Y si somos varios, nos tendrán que ceder terrenos y subvencionar nuestros hospitales, ¿no?
Seguridad. Sólo veo polis multeros. Y agentes por si te mueves, multeros también. Y controladores de tiempo y coches y helicópteros y cajas con cosas muuuuy tecnológicas dentro. Para multar. Me han atracado en la tienda de mi esposa, han entrado en mi casa por el balcón, me han robado en el coche, en el puesto de trabajo, en la calle, en el hospital, en el hotel y en la iglesia. Y en la nómina. Nadie me resarce. ¿Me podrían dar mi talón seguridad y ya nos encargaríamos unos cuantos de contratarla en Marsella? Son muy buenos los de allí me han dicho. ¿Terrenos y subvención para un cuartelillo?
Congreso y similares. ¿Por qué no diputados públicos y privados? Conozco varias asociaciones que forman muy bien para esos cargos. Religiosas y laicas. Que me den mi talón político. A mi me gobernará, en uso de mi libertad, el político que pongamos mi panda. Estos llevan ánimo de lucro de entrada y siempre se llevarán menos que aquellos a quienes sorprende el lujo de sopetón. Digo yo.
Cómo ejercito, el yankee. ¿Mi talón militar, por favor?
Economía y hacienda. La gente de Botín y los del cobrador del frac. Uno para cada ministerio. ¡Anda que no son mucho más efectivos! Para grandes fortunas, recalcitrantes en el pago, conozco una banda de Albano-Kosobares que garantizan repatriación de capitales y pago rápido en pocos días. Mi talón, plis.
Para la representación exterior, tengo varias ofertas: CIA, Al Mossad y restos del KGB. Darían de nosotros la mejor imagen que uno se pueda imaginar. Mejor precio que nuestros más augustos próceres, familia y profesionales. Mi cheque, que estoy haciendo uso de mi libertad de elección. Que de mí no hablan de cualquier manera por esos mundos de dios, que tengo mi orgullo.
En lo tocante a justicia, con unos cuantos hombres buenos de esos que han resuelto los más apasionantes conflictos de mi país, con unos laudos que aplauden hasta en la Cañada Real, me sobra. Mi papelito bancario, si no le importa.
En agricultura, un par de comisarios que conozco muy, pero que muy bizcochables, de la Unión Europea. Por la mitad de mi agro-talón me garantizan efectividad sin límites de mis tierras y vacas. Me lo den, que soy libre en la selección.
Referente a energía me han hecho dos propuestas. Una es de unos señores que instalaron algo en un sitio que se llama Fukushima y otra de la "Asociación Española de fabricantes de molinillos de viento para ferias y festejos". Está última oferta me la hacen con la opción de varios colores. En cualquier caso, menos de la mitad de la centésima parte del presupuesto actual. Mi talón porfa, que a éste le voy a sacar pasta.
Fomento y empleo en este momento no me inquietan. Por lo visto, se ha acabado el asfalto.
¡Uy! Que idea me acaba de venir.¿Por qué no dejamos de pagar impuestos? Ni un duro, vamos. Y que encargue Cáritas de todo.
Al que no quiera lo público, talón. Está muy requetebién. Yo soy libre de elegir.
Voy a recontar los cheques que me deben.
Sanidad. Yo escojo a mis médicos y les pago con el talón que, en uso de mi libertad de elección, me patrocinarían sus señorías. Y si somos varios, nos tendrán que ceder terrenos y subvencionar nuestros hospitales, ¿no?
Seguridad. Sólo veo polis multeros. Y agentes por si te mueves, multeros también. Y controladores de tiempo y coches y helicópteros y cajas con cosas muuuuy tecnológicas dentro. Para multar. Me han atracado en la tienda de mi esposa, han entrado en mi casa por el balcón, me han robado en el coche, en el puesto de trabajo, en la calle, en el hospital, en el hotel y en la iglesia. Y en la nómina. Nadie me resarce. ¿Me podrían dar mi talón seguridad y ya nos encargaríamos unos cuantos de contratarla en Marsella? Son muy buenos los de allí me han dicho. ¿Terrenos y subvención para un cuartelillo?
Congreso y similares. ¿Por qué no diputados públicos y privados? Conozco varias asociaciones que forman muy bien para esos cargos. Religiosas y laicas. Que me den mi talón político. A mi me gobernará, en uso de mi libertad, el político que pongamos mi panda. Estos llevan ánimo de lucro de entrada y siempre se llevarán menos que aquellos a quienes sorprende el lujo de sopetón. Digo yo.
Cómo ejercito, el yankee. ¿Mi talón militar, por favor?
Economía y hacienda. La gente de Botín y los del cobrador del frac. Uno para cada ministerio. ¡Anda que no son mucho más efectivos! Para grandes fortunas, recalcitrantes en el pago, conozco una banda de Albano-Kosobares que garantizan repatriación de capitales y pago rápido en pocos días. Mi talón, plis.
Para la representación exterior, tengo varias ofertas: CIA, Al Mossad y restos del KGB. Darían de nosotros la mejor imagen que uno se pueda imaginar. Mejor precio que nuestros más augustos próceres, familia y profesionales. Mi cheque, que estoy haciendo uso de mi libertad de elección. Que de mí no hablan de cualquier manera por esos mundos de dios, que tengo mi orgullo.
En lo tocante a justicia, con unos cuantos hombres buenos de esos que han resuelto los más apasionantes conflictos de mi país, con unos laudos que aplauden hasta en la Cañada Real, me sobra. Mi papelito bancario, si no le importa.
En agricultura, un par de comisarios que conozco muy, pero que muy bizcochables, de la Unión Europea. Por la mitad de mi agro-talón me garantizan efectividad sin límites de mis tierras y vacas. Me lo den, que soy libre en la selección.
Referente a energía me han hecho dos propuestas. Una es de unos señores que instalaron algo en un sitio que se llama Fukushima y otra de la "Asociación Española de fabricantes de molinillos de viento para ferias y festejos". Está última oferta me la hacen con la opción de varios colores. En cualquier caso, menos de la mitad de la centésima parte del presupuesto actual. Mi talón porfa, que a éste le voy a sacar pasta.
Fomento y empleo en este momento no me inquietan. Por lo visto, se ha acabado el asfalto.
¡Uy! Que idea me acaba de venir.¿Por qué no dejamos de pagar impuestos? Ni un duro, vamos. Y que encargue Cáritas de todo.
sábado, 1 de junio de 2013
Estibadores de una sóla dirección
Lo dicen los que saben de palabras. "Estibador: Obrero que se ocupa en la carga y descarga de un buque y distribuye convenientemente los pesos en él".
Estibadores somos todos. La vida es una sucesión de cargas y descargas de culpas.
Desde que comienzan a educarnos, empieza la carga. "Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca" dice el Joan Manuel. Es lo primerito que entendemos cuando empezamos a entender. Luego vienen los momentos iconoclastas: "Eso lo digo, eso lo hago, eso lo toco". Y después ya, comenzamos a estibar. Para andar ligero o, mejor dicho, para poder andar y que el peso no nos clave al suelo ni la ingravidez nos haga flotar, tiramos por la borda lo que pesa en exceso y colocamos en la bodega de las justificaciones el resto. Esas son las dos direcciones, al fondo del mar o bien amarrado para que no se desplace y nos escore. El buque puede cortar la mar en las calmas y maniobrar con agilidad en las tormentas. Las cartas de navegación serían simples y cómodas. Lo malo es cuando se castra de cuajo una de las dos direcciones.
Me explico.
La borda me parece un desperdicio y elijo al buque insignia de la flota para lanzar sobre su cubierta, sin atar ni asegurar, los auténticos "culpones" que lastrarían la imagen que me priva proyectar. Lo lanzo en parábola por elevación para que, a ser posible, pueda ser visto por toda la humanidad de La Tierra y de Cassiopea. Mi exculpación y mi miseria de rata marina me hacen gozar observando sus zozobras. Y que no se le ocurra retomar el gobierno de la nave, que inicio otro bombardeo. Y otro. Y otro más. Y llamo a mis primos, los más fuertes que tengo, para iniciar el siguiente si lo anterior no fue suficiente.
(sigo mañana que me está empezando a escocer el raspón)
Estibadores somos todos. La vida es una sucesión de cargas y descargas de culpas.
Desde que comienzan a educarnos, empieza la carga. "Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca" dice el Joan Manuel. Es lo primerito que entendemos cuando empezamos a entender. Luego vienen los momentos iconoclastas: "Eso lo digo, eso lo hago, eso lo toco". Y después ya, comenzamos a estibar. Para andar ligero o, mejor dicho, para poder andar y que el peso no nos clave al suelo ni la ingravidez nos haga flotar, tiramos por la borda lo que pesa en exceso y colocamos en la bodega de las justificaciones el resto. Esas son las dos direcciones, al fondo del mar o bien amarrado para que no se desplace y nos escore. El buque puede cortar la mar en las calmas y maniobrar con agilidad en las tormentas. Las cartas de navegación serían simples y cómodas. Lo malo es cuando se castra de cuajo una de las dos direcciones.
Me explico.
La borda me parece un desperdicio y elijo al buque insignia de la flota para lanzar sobre su cubierta, sin atar ni asegurar, los auténticos "culpones" que lastrarían la imagen que me priva proyectar. Lo lanzo en parábola por elevación para que, a ser posible, pueda ser visto por toda la humanidad de La Tierra y de Cassiopea. Mi exculpación y mi miseria de rata marina me hacen gozar observando sus zozobras. Y que no se le ocurra retomar el gobierno de la nave, que inicio otro bombardeo. Y otro. Y otro más. Y llamo a mis primos, los más fuertes que tengo, para iniciar el siguiente si lo anterior no fue suficiente.
(sigo mañana que me está empezando a escocer el raspón)
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