Es un modo de vivir. Yo lo experimenté. Es dulce, te meces en tu desgracia y justificas tu inacción. Repasas las condiciones de todos aquellos que te rodean y buscas, uno a uno, que tienen que yo no posea. Es muy sencillo. ¡quién no va a tener algo que no tenga!. Lo reuno todo en un collage y lo pego a los pies de mi cama vital. Y no miro otra cosa. Es cómodo vivir así. No hay que pelearse con uno mismo. El destino es cruel y yo no tengo nada que hacer.
¡Salta de la cama, coño!. Arranca el poster, quémalo y ponte el sujetador de luchador. Cómete el mundo a dentelladas. Repasa tus fuerzas. Todas las fuerzas que tienes adormecidas.
Sácalas a pasear como saca los cuernos el caracol al sol.
La inercia del principio es tan dura como imaginaria. Una vez en el ruedo, sólo queda gozar de cada una de las potencias que poseemos en mayor cantidad que el de al lado. Y empezar a repartir.Y a compartir.
Así me pasó. O eso creo yo. Pero ahora soy una fiera. Poca cosas me acoquinan. Y son absurdas.
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