Mi amiga me ha matado: en pleno éxtasis ha recordado su infancia y adolescencia. ¿Se puede juntar tanto tiempo en un segundo?
Pues entonces, yo quiero aprender a separar un segundo en muchos trozos. Quiero que un abrazo dure siete mil millones de trozos de segundo. Y contarlos. Y un beso, treinta mil billones de trozos. Y contarlos con trampas: uno, uno y medio, uno con séis, dos, dos con uno...
Y luego prestarle ese cuchillo tan afilado a mi amiga. Y enseñarla a cortar tiempo con él.
Esta mujer me enseña cosas sencillas. Como todo lo genial.
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