Necesito un aldabonazo en la nuca que me haga ponerme en pié. Y empezar a caminar. Un paso corto hacia alante y otro más corto hacia atrás. Asombrarme al ver cómo el horizonte se me acerca. Él hacía mí. Y seguir cuando sienta el agua del mar en mis pies hasta dejarle que me alcance. Subirme a él como una cardelina a una rama y compartir con quienes hayan llegado también hasta allí . Pios, pios cargaditos de nuestro interior
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